Chistes de curas
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Chistes de curas
Un hombre va a la iglesia a confesar sus pecados. Muy arrepentido le dice al cura:
-Padre me confieso de que ... robé una gallina!
-Rezá 3 padre nuestros y devuelve ese animal a su dueño.
-No puedo padre... me la comí.
-Bien... entonces que sean 6 padre nuestros y paguele la gallina al dueño.
-Padre... es que no me acuerdo de donde la robé... estaba muy borracho.
El cura, enojado le dice:
-Está bien, ..., reza un rosario completo, coje 20€ y a la primera persona que te encuentre al salir de la Iglesia se los dás en penitencia....
El hombre se va al fondo de la Iglesia, reza el rosario y cuando sale, dispuesto a cumplir con el resto de la penitencia se encuentra a una chica en la esquina,... ..., estira la mano y le dice: Tenga señorita 20€.
-No querido... son 50€
-Pero, como que 50€, el cura me dijo....
-Eh, ehhh, ....., pero el cura es cliente de muchos años.....
-Padre me confieso de que ... robé una gallina!
-Rezá 3 padre nuestros y devuelve ese animal a su dueño.
-No puedo padre... me la comí.
-Bien... entonces que sean 6 padre nuestros y paguele la gallina al dueño.
-Padre... es que no me acuerdo de donde la robé... estaba muy borracho.
El cura, enojado le dice:
-Está bien, ..., reza un rosario completo, coje 20€ y a la primera persona que te encuentre al salir de la Iglesia se los dás en penitencia....
El hombre se va al fondo de la Iglesia, reza el rosario y cuando sale, dispuesto a cumplir con el resto de la penitencia se encuentra a una chica en la esquina,... ..., estira la mano y le dice: Tenga señorita 20€.
-No querido... son 50€
-Pero, como que 50€, el cura me dijo....
-Eh, ehhh, ....., pero el cura es cliente de muchos años.....
Cole 4ever- Veteran@
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Re: Chistes de curas
Padre, perdóneme porque he pecado (voz femenina)
- Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?
- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.
- ¿Cómo es eso, hija?
- Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas...
- Hija, por favor, que también soy un hombre...
- Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
- Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?
- No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.
- ¿En serio?
- Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...
- Hija, ¿tendida cómo?
- De espaldas al piso, hasta que se me pase la tensión...
- Y qué más?
- Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
- ¿Y qué más?
- Como que espero un poco de calor que me alivie...
- ¿Calor?
- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
- ¿Y qué tan frecuente es esa tentación?
- Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
- ¡Hija!
- Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
- ¿Por ejemplo yo?
- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
- Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad...
- Setenta y cuatro, padre.
- Hija, vete en paz, que lo tuyo es reumatismo...
- Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?
- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.
- ¿Cómo es eso, hija?
- Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas...
- Hija, por favor, que también soy un hombre...
- Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
- Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?
- No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.
- ¿En serio?
- Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...
- Hija, ¿tendida cómo?
- De espaldas al piso, hasta que se me pase la tensión...
- Y qué más?
- Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
- ¿Y qué más?
- Como que espero un poco de calor que me alivie...
- ¿Calor?
- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
- ¿Y qué tan frecuente es esa tentación?
- Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
- ¡Hija!
- Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
- ¿Por ejemplo yo?
- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
- Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad...
- Setenta y cuatro, padre.
- Hija, vete en paz, que lo tuyo es reumatismo...
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