El viejo roble y el niño
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El viejo roble y el niño
En un bosque encantado hermosos árboles y arbustos se encuentran en él.
Y entre pájaros cantores y caídas de agua ruidosa, un pequeño niño escoge siempre la sombra de un viejo roble, donde él se cobija y confía sus más inocentes juegos y sonrisas, y su llanto también es escuchado por él, más de una travesura le fue descubierta y encubierta por el viejo roble entre sus ramas.
Siempre el niño encuentra amor y ternura en él, y aún con su corta edad cuida de no lastimar sus añejadas estructuras.
Pero el viejo roble tiene un nombre: “Pablo” se llama él, quien conmovido por el infante, llora desde siempre sus más bellas hojas sobre su inocente cabecita, y su gran sombra lo cobija por siempre.
Desde entonces, el niño ahora adulto comprende que el tiempo y la vejez nos hacen sabios, comprensivos y reflexivos; y en los abuelos podemos encontrar no sólo una complicidad inocente, sino el amor, la compañía, el consejo sabio y el reposo entre juegos, cantos y sollozos.
Moraleja: Todos debemos amar y cuidar a nuestros abuelos, ellos son como el viejo roble; fuertes y sabios con un noble corazón, porque el tiempo los hizo así.
Y entre pájaros cantores y caídas de agua ruidosa, un pequeño niño escoge siempre la sombra de un viejo roble, donde él se cobija y confía sus más inocentes juegos y sonrisas, y su llanto también es escuchado por él, más de una travesura le fue descubierta y encubierta por el viejo roble entre sus ramas.
Siempre el niño encuentra amor y ternura en él, y aún con su corta edad cuida de no lastimar sus añejadas estructuras.
Pero el viejo roble tiene un nombre: “Pablo” se llama él, quien conmovido por el infante, llora desde siempre sus más bellas hojas sobre su inocente cabecita, y su gran sombra lo cobija por siempre.
Desde entonces, el niño ahora adulto comprende que el tiempo y la vejez nos hacen sabios, comprensivos y reflexivos; y en los abuelos podemos encontrar no sólo una complicidad inocente, sino el amor, la compañía, el consejo sabio y el reposo entre juegos, cantos y sollozos.
Moraleja: Todos debemos amar y cuidar a nuestros abuelos, ellos son como el viejo roble; fuertes y sabios con un noble corazón, porque el tiempo los hizo así.
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