El poder de la mente humana (Froid)
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El poder de la mente humana (Froid)
Un científico - quería probar una teoría.
Necesitaba un voluntario que no tuviera problema en llegar hasta las últimas consecuencias. Lo consiguió en una penitenciaria.
Era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaria de St. Louis, Missouri donde existe la pena de muerte, a él-al condenado- lo ejecutarían en la silla eléctrica.
El investigador propuso lo siguiente:
El hombre participaría en un experimento científico, en el cual le sería hecho un pequeño corte en la muñeca, lo suficiente para que goteara su sangre. Él tenía la probabilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería con una muerte sin sufrimiento ni dolor.
El condenado aceptó, pues era preferible eso a morir en la silla eléctrica, además tenía una posibilidad de sobrevivir.
El condenado fue colocado en una cama alta, de hospital, y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse. Hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo de su mano, fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero fue lo suficiente para que él sintiera que su pulso fue cortado.
Sin que él supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al cortar el pulso, fue abierta la válvula del frasco para que él creyese que era su sangre la que caía en la vasija. Cada 10 minutos el Científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco la válvula y el goteo disminuía. Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo.
Con el pasar del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido. Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió, sin ni siquiera haber perdido una gota de sangre. La sugestión lo mató. El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra: todo lo que le es enviado, es aceptado por el individuo, sea lo positivo o negativo y que tal acción envuelve a todo el organismo, sea en la parte orgánica o psíquica.
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.
"Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar".
"Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante"
Así que piensa positivamente, muchos éxitos.
"He sido una persona afortunada, nada en la vida me ha sido fácil "
Sigmund Freud
Necesitaba un voluntario que no tuviera problema en llegar hasta las últimas consecuencias. Lo consiguió en una penitenciaria.
Era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaria de St. Louis, Missouri donde existe la pena de muerte, a él-al condenado- lo ejecutarían en la silla eléctrica.
El investigador propuso lo siguiente:
El hombre participaría en un experimento científico, en el cual le sería hecho un pequeño corte en la muñeca, lo suficiente para que goteara su sangre. Él tenía la probabilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería con una muerte sin sufrimiento ni dolor.
El condenado aceptó, pues era preferible eso a morir en la silla eléctrica, además tenía una posibilidad de sobrevivir.
El condenado fue colocado en una cama alta, de hospital, y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse. Hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo de su mano, fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero fue lo suficiente para que él sintiera que su pulso fue cortado.
Sin que él supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al cortar el pulso, fue abierta la válvula del frasco para que él creyese que era su sangre la que caía en la vasija. Cada 10 minutos el Científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco la válvula y el goteo disminuía. Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo.
Con el pasar del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido. Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió, sin ni siquiera haber perdido una gota de sangre. La sugestión lo mató. El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra: todo lo que le es enviado, es aceptado por el individuo, sea lo positivo o negativo y que tal acción envuelve a todo el organismo, sea en la parte orgánica o psíquica.
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.
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